Quirónsalud Infanta Luisa desarrolla terapias biológicas intraarticulares para el tratamiento de la artrosis

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La reumatóloga del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa de Sevilla Lola F. Burón.

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El Hospital Quirónsalud Infanta Luisa de Sevilla tiene activos o en desarrollo una decena de ensayos clínicos encaminados a frenar los procesos de destrucción del cartílago articular, siendo las nuevas terapias biológicas, la mayor parte de ellas intraarticulares, uno de los principales campos de investigación y donde están puestas todas las esperanzas para el tratamiento de la artrosis.

La reumatóloga del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa Lola F. Bursón, ha explicado a través de un comunicado que las terapias biológicas son fármacos de alto diseño que funcionan como «vacunas» y lo que hacen es bloquear distintas sustancias de destrucción, inflamación o dolor que se producen en la artrosis, con lo que retrasan el desgaste o eliminan la inflamación o el dolor, según corresponda.

«Es bastante innovador y en lo que la ciencia más está avanzando en los últimos años, algunos de los ensayos tienen resultados altamente prometedores y son los tratamientos en los que la comunidad médica tiene la mayor expectativa puesta, aunque de momento sólo los pacientes que participan en los estudios pueden beneficiarse de ellos, ya que no han llegado aún al mercado», ha precisado la especialista.

En este sentido, el jefe del Servicio de Reumatología del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa, el doctor Juan Sánchez Bursón, ha incidido en que, «si bien es complicado llegar algún día a curar la artrosis de forma global por su multitud de orígenes, sí es cierto que es cuestión de tiempo que se consiga frenar y reparar el daño provocado en las articulaciones por esta patología», lo que conllevará una muy significativa mejoría en los síntomas y calidad de vida del paciente.

El doctor Sánchez Bursón ha señalado que hay dos tipos de ensayos, unos centrados en abordar los síntomas -dolor y limitación-, y otros procuran revertir o prevenir el desgaste estimulando el crecimiento de células del cartílago o bloqueando el desarrollo de inflamación, fundamentalmente.

La artrosis consiste en el deterioro del cartílago que protege y lubrica las articulaciones. Este deterioro provoca dolor, rigidez, hinchazón y limitación progresiva de las funciones y, a largo plazo, deformidad de la articulación.

La artrosis es la enfermedad reumática más frecuente, dado que afecta en torno al 10% de la población, llegando a padecerla un 50% de las personas de más de 50 años. En general, es más frecuente en mujeres, sobre todo en manos y rodillas. En hombres, destaca más la afectación de la columna lumbar.

En la actualidad, la artrosis se puede ayudar a prevenir manteniendo hábitos saludables. Aunque existe un componente hereditario, también hay otros factores que son modificables y que repercuten en el desarrollo o avance más precoz de la artrosis, tales como el sobrepeso, por la sobrecarga a la que se somete a la articulación; ciertas profesiones o deportes que imprimen un impacto mayor y más frecuente en los huesos y para los que se recomienda usar adecuada protección, el tabaco, porque oxida la articulación; así como traumatismos, cirugías o infecciones previas de la articulación, dado que ya estará lesionada y envejecerá más rápido.

Entre algunas de las opciones terapéuticas disponibles, destacan el ácido hialurónico y el plasma rico en plaquetas. En el primer caso, se trata de uno de los principales componentes de los cartílagos y tendones, por lo que, al introducir este producto en la articulación, se consigue un efecto lubricante y amortiguador de las cargas y roces, con lo que se reduce el dolor rápidamente. Asimismo, puede retrasar el desgaste a largo plazo.

En cuanto al plasma rico en plaquetas, consiste en un extracto de la propia sangre de cada uno para obtener las moléculas de crecimiento y reparación que contienen las plaquetas, ya que son las células de la sangre especializadas en la cicatrización y curación de tejidos. De igual modo, lo que se pretende es revertir cierto daño, sobre todo en tendinitis y meniscos, disminuyendo principalmente el dolor.

La enfermedad artrósica no evoluciona de igual forma en todas las articulaciones, por lo que «aunque tienen mecanismos en común y probablemente una misma terapia pueda contribuir a mejorar cualquier tipo de artrosis, esto aún no está garantizado», ha subrayado la doctora Bursón.

«Cada terapia debe demostrar su eficacia en cada tipo de artrosis, pues no es lo mismo tenerla en manos, en rodillas, en pies o en columna. No obstante, ante la sospecha de síntomas compatibles con la artrosis, debe consultarse fundamentalmente con un reumatólogo para un correcto abordaje de la enfermedad», ha concluido.

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